…se queda en Las Vegas el blog de El sofá amarillo. :) Os prometo que solo estoy empezando a escribir el post y ya estoy muerta de vergüenza. Si no fuese por la insistencia de una que yo me sé, nunca se me habría ocurrido enseñaros estas fotos. Pero como estamos a viernes, yo estoy feliz con mi mudanza y además en toda la semana no hemos ni tocado el tema bodas… ¡aquí tenéis una!

Iván y yo recorrimos la Costa Oeste de Estados Unidos durante nuestra luna de miel, desde San Francisco a Las Vegas. El viaje duró casi un mes y fue alucinante. Y tuvo el final más divertido que podíamos imaginar. El día de nuestra fiesta de preboda aparecieron nuestros amigos con dos cajas enormes, y nos contaron en qué consistía su regalo: limusina, cena en el restaurante de la Torre Eiffel, desayuno en globo sobre el desierto de Nevada y, lo mejor, ¡boda en Las Vegas! Pero es que además en las cajas había dos disfraces fantásticos de Elvis y Marilyn. O sea, que nos casamos, y nos casamos disfrazados. Más friki imposible.

Durante el viaje ya nos habíamos pimplado toda la botella de champán de la limu, pero ni por esas, ¡yo estaba más nerviosa que en mi boda de verdad! Llegamos, nos pasaron a un vestuario para acicalarnos y ponernos los disfraces y al salir ya nos tenían preparados el ramo de flores y el prendido para Iván. Era todo tan hortera que molaba mogollón.

La barba de náufrago de Iván, después de un mes de viaje, ya la estáis viendo en las fotos. :) Bueno, pues esperamos un poquito y ya nos llamaron para entrar. Cari, cari, ¡que nos casamos! Iván-Elvis pasó para delante y yo cogí a mi cura-Elvis del brazo y allí entramos los dos, él cantando Can’t help falling in love y yo encantada de la vida. Ya había empezado a pasármelo bien.

Ya juntos, nos dio la bienvenida y empezó a decir cosas sobre el amor. Yo me perdí la mitad pero algo sobre que el amor era compartir y respetar dijo seguro. Y nosotros lo mirábamos con cara de tontitos. A las pruebas me remito:

Después, nos cogimos de las manos, y teníamos que repetir los votos que él nos iba diciendo. Yo no entendía la mitad, no sé si por los nervios o por la peluca o por el acento, pero dije básicamente lo que me dio la gana. El momento «for richer or for WHAT?» me lo seguirán recordando mis amigos hasta el día que me muera.

Y después de los votos normales, llegaron los Elvis-votos, todos con títulos de sus canciones y sus respectivas poses:

I promise to always love you tender
and never leave you at a Heartbreak Hotel
I don’t have a suspicious mind
And from this day forward I promise to be
Your hunka hunka burning love!

Yo me moría de risa, ¡pero no sabía que después me iba a tocar también a mí! Con ese movimiento de pelvis sabrosón mientras decía lo de hunka hunka burning love, jajajaja.

Terminamos, nos besamos, y cantamos todos juntos Viva Las Vegas a grito pelado, porque era la única que nos sabíamos. :)

Y después de nuestra divertidísima renovación de votos, nos hicieron una sesión de fotos muy tremenda de esas que os encantan a todas, de «sube la cabeza, mira de lado, baja el ramo, huele una flor». :)

Y así terminó el momento más friki de nuestra vida. Divertidismo y muy hortera, es decir, genial. Y vuelta a la limu a darle al champán, que aún nos esperaba una tarde de emociones por delante.

Y ahora, queridas lectoras, es cuando me meto debajo de la cama y no vuelvo a salir hasta dentro de un mes, cuando os hayáis olvidado de todo esto. :)

¡Un besote y feliz fin de semana!

Indara