Nos encantan las bodas express. Las bodas de «te lo pido, me dices que sí y nos casamos ya porque no me aguanto de la emoción». Y este fue el caso de Aida y Joaquín. :)
Aida nos escribió por primera vez en junio del año pasado para contarnos que se casaba en octubre en Granada. Nos dijo: «Solo faltan cuatro meses y no tengo nada, ¿nos dará tiempo?». ¡Pues claro! A la semana siguiente ya habían elegido el espacio, y allí nos plantamos para verlo todo y ponernos manos a la obra. Aunque ya habíamos hablado mucho por teléfono y por email, conectamos tan bien que ese mismo día, tomando una fanta en la terraza de su casa, dejamos prácticamente tooodo el tema de decoración decidido. Tiempo récord. Sencillo, rústico y en amarillo y azul, esas fueron las claves. ¡Y la novia de corto más guapa de la historia!
Las fotos, como siempre, son nuestras. Aunque ya hemos visto algunas de las oficiales y son una pa-sa-da, vamos a tardar un poquito en tenerlas, así que paciencia. Podéis pinchar en ellas para verlas en grande.
Para recibir a los invitados antes de la ceremonia montamos una pequeña mesa de aguas y limonada. Se preveía calorazo y así fue. Los invitados estaban encantados y bien fresquitos mientras esperaban a la novia. Las etiquetas vintage de limonada fueron todo un hallazgo, las usamos en varios sitios y triunfaron.
La decoración de la ceremonia era supersencilla, con grandes cubos de zinc llenos de margaritas y un montón de pompones colocados sobre el césped. La novia llegó acompañada por su dama de honor, y hubo tantas lecturas de personas tan queridas que no podíamos dejar de llorar.
A la salida de la ceremonia, unas flechas de madera indicaban los lugares estratégicos del día. La flecha más envidiada, la de París, donde se fueron de luna de miel. Nos gustaron tanto los molinillos de viento que compró Aida que no pudimos evitar poner alguno aquí también.
Y, al llegar al cóctel, dos grandes bastidores llenos de tarjetas personalizadas y escritas a mano de forma informal ayudaban a los invitados a encontrar su mesa. Nos lo pasamos genial eligiendo mil papeles diferentes, troquelando y pegando. Y nos partíamos de risa al ver que todos los invitados se pegaban su etiqueta en la solapa. No estaba preparado, pero nos pareció una idea genial.
El vienres la segunda parte, con la decoración de la comida y el fiestón, donde la movida granadina estuvo más que presente. :)
Un beso enorme y feliz miércoles.
Indara