Y, esta vez, literalmente.
Ya sabéis que llevamos una semana de vacaciones en el sudeste asiático y nos lo estamos pasando en grande. Y ya sabéis también que adoro escribir este blog y compartir mil cosas con vosotros. Y que yo tenía toda mi buena intención de seguir publicando como si nada…
Pues tengo que deciros que viaje de este tipo + diferencia horaria + blog son bastante incompatibles. Y cuando ayer casi me pierdo el amanecer en los templos de Angkor porque a las 5 de la mañana tenía que encontrar un wifi para avisar a Berta de que no podía acceder a WordPress y publicar el post, ya fue la gota que colmó el vaso.
Y es que así ni disfruto de las vacaciones ni del blog… Así que con todo el dolor de mi corazón cerramos el chiringuito. Nos queda un mes de viaje, así que bajamos la persiana hasta el 1 de diciembre. Me va a costar mucho mucho pero teniendo en cuenta que no sé dónde voy a dormir mañana, ni mucho menos si tendré Internet o wifi a pedales o nada en absoluto, es lo mejor. Es comprensible, ¿verdad?
En cualquier caso, mi dicharachera community manager en mi ausencia, Bertruska Truska, seguirá con los flechazos del día y los momentos zen en Facebook que tanto os gustan.
Y a mí me podéis seguir la pista tanto en twitter como en instagram como en la pestañita de instagram que he puesto en Facebook (será por sitios…) con el hashtag #lavueltaaAsiaen40dias. Qué le voy a hacer, una que es fan de Willy Fogg, jajaja. Fotos de móvil calidad semipatata, ¡pero me hace tanta ilusión entrar cinco minutillos y ver todos vuestros comentarios!
Y ya está, basta de despedidas que será el exceso de arroz en vena pero estoy de un sensible que no me aguanto. Apaga y vámonos, que toca descubrir Camboya.
Un beso enorme y que tengáis un mes de noviembre sensacional y comáis muchas castañas por mí.
Indara