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Detalles que no se olvidan: cambiar la tarta nupcial por un layer cake de higo. Mmmm, me encantan los higos, son tan de verano…

¡Un beso enorme y feliz martes!

Indara

Después de todo el revuelo del fin de semana con la boda real, la verdad es que nos daba un poco de pereza hacer un post abundando sobre el mismo tema. ¿Qué más se puede decir que no se haya dicho ya? Los que nos seguís en Facebook ya sabéis que nos encantó que la reina Isabel II hubiera elegido nuestro color para vestirse en un día tan especial.

¿Qué otra señora de 85 años hubiera escogido un total look amarillo para la boda de su nieto? :) El amarillo es energía, es buen humor, es calor, es felicidad y, sobre todo, es alegría. ¿Qué más se puede pedir en cualquier celebración? ¡Reivindiquemos el amarillo! Así que hoy, pasando un poco de puntillas por la boda de Guillermo y Catalina e inspirándonos en Su Graciosa Majestad, os traemos un post que destila amarillo por los cuatro costados.

Primero, la boda de Laura and Adeel, en Pittsburgh. Una boda con un punto minimalista y chic que nos encanta. Incluso los cepillos de dientes y los lápices para dejar notas a los novios son amarillos. ¡Y atención a la tarta!

Nuestra siguiente boda es la de Barbie y Ken. Sí, se llaman así y además se enamoraron con 60 años. ¡Viva el amor a cualquier edad! Nos encanta que hayan utilizado el logo retro de la famosa muñeca en un montón de elementos en la fiesta.

Y, para terminar, una sesión de inspiración fotografiada por Elizabeth Messina. Nos encanta cuando varios profesionales del sector aúnan esfuerzos para crear sesiones tan bonitas.

¿Y vosotros? ¿Os animáis con el amarillo?

¡Un besito y feliz lunes! :)

Para celebrar que es viernes os traemos otra fiesta real: uno de los primeros cumpleaños infantiles de El sofá amarillo. :)
Uno de los temas que más gusta a los niños desde siempre es el circo. Quizás sea por sus animales, o quizás por sus equilibristas y malabaristas. O quizás, únicamente, porque nos permiten escaparnos de lo más cotidiano para ver personas que viven de lo extraordinario, de profesiones increíbles que nos resultan casi imposibles de creer. O quizás sea por los reyes del humor, los payasos. Sea por lo que sea, a los niños, y a los adultos también, nos gusta el circo.

Para esta fiesta infantil montamos un circo en el patio y convertimos a los peques en trabajadores del circo. Como invitación, enviamos un correo electrónico que imitaba un programa de circo antiguo y, con un tipo de letra circense, les hicimos saber que el circo haría una única función el día de la fiesta.


Cuando llegaron todos los niños los sentamos en el centro del patio y les preguntamos qué sabían del circo. Las respuestas fueron variadas y muy divertidas, como por ejemplo… ¡pingüinos! Pero todos estuvieron de acuerdo en que había payasos. Así que decidimos hacer una carrera con zapatos de payaso. Hubo caídas, tropezones y muchas risas.


Después convertimos a los peques en domadores y leones. Creamos un aro de fuego con un hulahoop y papel pinocho e hicimos que uno de los peques sujetara el aro mientras otro saltaba por él.


Cuando terminaron de saltar, les regalamos un gorro reversible, hecho con fieltro y elástico. Por un lado era rojo con tres topos, como el gorro de un payaso y, por el otro, parecía un bombín negro con una cinta roja, como de domador. Pasamos entonces a hacer equilibrismo. Colocamos dos caballetes bastante anchos uno junto a otro para crear una barra fija. Fuimos subiendo a los niños uno a uno y los dejamos cruzar la «cuerda floja» agarrándose a algún padre o a solas. Fue todo un éxito y los niños repitieron una y otra vez.


Después llegó el momento de los malabaristas. Sentamos a los peques en el suelo y les enseñamos a hacer bolas de malabarismo con globos y arroz. También quisimos enseñarles a hacer malabarismos sencillos con dos bolas… ¡Fue todo un espectáculo!


Entonces organizamos unos juegos de feria tradicionales, que también fueron todo un éxito entre los niños. Los repartimos en tres grupos y los hicimos pasar por los tres juegos como si fuese un circuito. Teníamos un cubo de agua con manzanas flotantes, un león de boca grande en el que encestar unas pequeñas bolsitas de arroz y un elefante con una gran trompa a la que había que lanzarle unos aros de papel.


Cuando terminamos de jugar, tocó el turno de las velas, los helados y las galletas. También había manzanas con caramelo, palomitas, algodón de azúcar, cacahuetes y cakepops.


El pastel tenía una pequeña carpa de circo, un elefante, un león y un payaso; y las galletas eran en forma de elefante, león y mono.


De regalo, una bolsita de tela llena de caramelos, las bolas de malabares y el gorro. Los niños se divirtieron muchísimo, y los padres, evidentemente, también.
¿Qué tema os gustaría a vosotros para la fiesta de cumpleaños de vuestros peques?

¡Feliz fin de semana a todos!

Paula