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No tenía ninguna intención de publicar esto, pero ayer volviendo a mirar las fotos no me pude resistir. :) Otra cosa no, pero en hacer el ganso somos expertos… Probad a verlo mirando cada vez para una persona, mola mil.

Mil gracias Olivia Soaps y Jimena Roquero por este fotomatón tan genial. ¡Sin él la fiesta no hubiera sido lo mismo!

Un beso enorme y feliz jueves

Indara

Con este título seguro que ya sabéis de qué va este post. :) La megafiesta de inauguración del Lab de Olivia Soaps en Segovia ha sido el evento de la temporada y no se habla de otra cosa. Pero esta vez no seré yo la que hable, sino Berta, una de mis novias y novia también de Paula, que se vino a la fiesta con su marío y se lo pasó como una enana, a pesar de que, al recibir la invitación, lo primero que dijo fue «¡ay, pero si yo no soy famosa!». Disfrutaron tanto y estaban tan ilusionados que me ha apetecido darle voz en este post, y que sea ella la que relate su experiencia con sus propias fotos. Enjoy!

Y he ahí yo, con mi recién y flamante marido, rodeada de bloggers conocidísimas y afamadísimas y yo, con mi cuenta de twitter y la alegría de haber sido invitada por Paula a la inauguración de su Lab & Soap Room. ¡Todo un honor!

Lo nuestro no se ha fraguado en dos días, no… Lo mío con Paula tiene tela, amigos comunes, Salamanca de por medio y después, creadora de los jabones de nuestra boda. Tan magníficos, tan aromáticos. Yo lo tenía claro, desde que la conocí dije «esos jabones tienen que estar en mi boda» y así fue.

Llegamos allí tan pichis, a Segovia, una ciudad preciosa, a eso de las 15:30 dispuestos a comernos un cochinillo como manda la tradición. Y después, ¡a la inauguración de la tienda de Paula!

No es una tienda normal, no. Es una de las tiendas más bonitas que he visto nunca (gracias en parte a Casa Josephine), es un laboratorio donde Paula crea sus jabones, es un espacio inspirador donde hay tranquilidad, donde huele que te mueres… Pero sobre todo donde hay pasión y ganas. Eso es lo que admiro, el espíritu emprendedor, las ganas y la valentía de Paula.

Al entrar, lo primero que dijimos es: «¡Qué bonito! y ¡Cuánta gente!». Me fui derecha a Paula y después ya empecé a ver caras conocidas, que para mi marido no lo eran tanto… Marina, de Fuxia Atelier, fue la primera en saludarme y por eso la llevo en el corazón. Conocí y puse cara a Wendy, a Keyla, a Macarena Gea, a Angi, a Jimena Roquero… Y me quedó mucha gente que saludar en el tintero. Gente a la que sigo, gente a la que leo y gente a la que admiro.

Los ingredientes para que fuera una súper fiesta estaban todos: fotomatón (y el juego que dio…), una comida buenísima, música a cargo de los Winter Indie City (¡todo un descubrimiento! ¡¡¡Los quiero en todas mis fiestas ya!!!), gente guapa y maja, barra de gintonics, cerveza Moritz… ¡y lo fue! ¡Paula en loor de multitudes!

Como mujer que soy y que me gustan a mí las compras más que a un tonto un lápiz, compré cositas de Olivia Soaps: tres jabones, a cada cual más rico, y una vela, Verano en Saint Tropez, que ya tiene sitio en mi casita. También me llevé varias cajitas de cerillas y muestras de jabón. Menos mal que estaba «il mio marito» para ponerme los pies sobre la tierra y poner un poco de cordura al asunto compril.

Joni no conoce nada de blogs, ni de bodas, ni de craft, ni de twitter ni de facebook, pero disfrutó como un enano y al final era uno más. Los dos estamos súper felices de que Paula contara con nosotros para ese día tan especial y muy agradecidos porque hemos hecho nuevos amigos. Y además ahora somos la envidia ;) y nos esperan muuuuuuuuchos findes como este.

Yo solo puedo dar las GRACIAS por un día que no olvidaremos.

 Berta & Joni

Yo llevo un rato queriendo decir algo también, pero… ¿conocéis esa sensación de cuando vives algo tan especial que es casi imposible encontrar palabras para describirlo? A Paula ya la quiero desde hace mucho, su Chechu me enamoró en cuanto lo conocí, y ahora que he tenido la suerte de ampliar la familia ya sé de dónde le viene a Paula todo lo bueno que tiene. Porque su madre es maravillosa y su hermana es tan genial y tan, tan igual que ya la quiero también por extensión. Menudas tres son, de las que me gustan, de las valientes, de las que se ponen el mundo por montera.

Su proyecto nada tiene de mío pero me alegro tanto de sus triunfos como si fuese yo la que se remanga todos los días para pelear con fórmulas y esencias. Y su Lab & Soap Room va a ser un bombazo que ni ella se imagina. Un reto duro y complicado con un resultado sensacional. La fórmula del éxito es una mezcla de ingredientes, pero el trabajo es siempre el elemento fundamental. Y a muy poca gente he conocido en mi vida con su capacidad de trabajo y esfuerzo. Pauliña, en enero me dijiste que 2012 era el año, y vaya si lo está siendo, amiga. :)

Si queréis pasar un rato divertido no os perdáis el fotomatón que montó Jimena Roquero, y si os habéis quedado con ganas de disfrutar de este espacio lleno de rincones mágicos, este finde es la inauguración oficial de la tienda. Los jabones, las velas, las mermeladas, los vinos, los tés y las cremas os esperan en la calle Velarde, 9. Y la limonada y las comiditas ricas también. :)

¡Un beso enorme y feliz miércoles!

Indara

Si al leer el título del post os sale el ritmillo de Alaska, bien. Esa era la intención. Os saldrá el ritmo pero no la canción porque «jaboneando» es mucho más largo que «bailando» y hay que decirlo muy deprisa y no queda bien. Sí, probad a cantarlo en alto, ya veréis. :)

Bueno, pues jabonear fue lo que hicimos durante todo el sábado pasado. Jaboneamos hasta tener la pituitaria dormida por tanta esencia y el pelo engrasado por los aceites naturales.

Jabonear y hablar, porque de repente estaba rodeada de gente a la que me moría de ganas de conocer y fue un no parar. Allí estaban todas, Baballa, Mr. Wonderful, Macarena Gea, Quiero una boda perfecta, Mademoiselle Babette, Fuxia Atelier, Fueron felices, Ah, Tuppercraft, Diary of lovely, El diario de Bey, Oh My Pug… Éramos muchas y muy bien avenidas.

Durante estos días seguro que vais a leer un montón de crónicas estupendas y muy bien explicadas de este curso (de hecho, ya podéis leer la de Angi y la de Marieta), así que yo os lo cuento a mi manera: Paula mola, mola mucho. En solo dos días ya la quiero y la admiro. Y eso no es fácil. Paula es Olivia Jabones de Cuidado, y sí, yo también le dije «¡Hola, Olivia!» la primera vez que le escribí un e-mail, hace un montón de meses.

Paula me alegra las mañanas sin saberlo desde hace mucho tiempo, a través de su nunca suficientemente bien ponderado jabón Mirinda. Como bañarse en Fanta de naranja y notar burbujitas de felicidad, lo mismo. Como profe no pudo ser mejor, y nos asombró con su sabiduría jabonil infinita. Y al final todas pensamos lo mismo: hacer jabones, y hacerlos como ella, tiene mucho mérito. Yo no me veo capaz. Y menos después de ponerle un chorro de agua de rosas a mi jabón y cargarme la fórmula.

Por eso, cuando vi su curso, corrí a apuntarme y a comprar un vuelo a Barcelona. Comprar un vuelo dos meses antes es una buena idea para ahorrar pero no es tan buena idea si no se te ocurre revisar la fecha. En fin, que como ya saben mis amiguis de twitter, lo perdí. Cara de idiota, pequeño berrinche, valoración de presupuesto y a comprar otro vuelo. Está feo que lo diga pero al final casi me alegré de haberlo perdido porque me fui en el avión con Lucía de Baballa. Lucía es, para hacerlo corto, la madre que yo quiero ser cuando tenga hijos.

Llegamos. «Ohhhh, ahhhh, ¡qué bonito todo!». Y venga a hacer fotos. Yo era el primer día que cogía la cámara nueva así que la mitad de las fotos están borrosas y la otra mitad están mal encuadradas. Prometo mejorar, asignatura pendiente que no pasa de este año.

Angi Mr.Wonderful y yo nos sentamos en una esquinita dispuestas a aprender mucho. Al principio fuimos muy buenas pero luego nos pudo la tontería. No fuimos las alumnas más aplicadas, vale, pero nos lo pasamos tan bien… Además los jabones de Angi eran muy especiales porque tenían la belleza en el interior, jajaja.

Comimos como reinas madre gracias a las tortillas, croquetas y verduras nos trajo Laura, las mostazas de La ballena Elena y los postres de Ada y La minera.

Y, por la tarde, otra vez manos a la obra. Exfoliante de azúcar, tónico de agua de flores y barra de masajes, ¿qué más se puede pedir?

Gracias a Paula y gracias a Déborah y Nadia, creadoras de El Club, salimos de allí cargadas a más no poder. De jabones, de risas y de amigas. Así que solo puedo decir…

¡Esa Paula, cómo mola, se merece una ola! ¡Uuuueeeeeeee!

Un beso enorme y feliz miércoles. :)

Indara